DESDE EL OMBLIGO

José Luis Exeni R.

Periodistas/periodistos

Como quien cumple una inexcusable ceremonia, al despuntar cada mes de mayo, los comunicadores y periodistas nos elogiamos y flagelamos (quizás más lo primero que lo segundo) en bien cuidadas y sanitarias dosis. Lo hacemos en homenaje a nuestro temible pero asaz satisfactorio oficio. Y es que celebramos, nada menos, el Día Mundial de la Libertad de Prensa (3 de mayo) y, nada más, el Día del Periodista Boliviano (10 de mayo). Ocasión propicia, qué duda cabe, para reavivar el debate y la reflexión acerca de los andamios y (des)andares del periodismo y otros dominios. Campo mimado, en una vereda; campo minado, en la otra.¿Por qué nos elogiamos? Por muchas razones, ora reales, ora imaginarias. Primero porque, como irrenunciable principio, sin prensa libre no existe democracia. Así de contundente. Segundo debido a que, por una declarada convicción, somos los (“perros”) guardianes contra los excesos y desviaciones del poder. Tercero porque, con vocación hegemónica, precautelamos el acceso a la información cual si fuese nuestro mejor tesoro. Y cuarto (colegas somos todos ustedes): nadie más sacrificado que el periodista sin horarios, mal pagado, prisionero de la noticia, mal visto, atropellado y sin nadie que le edite sus (s)obras completas…¿Y por qué nos flagelamos? Por otros tantos motivos, unos gráciles, otros más bien densos. Primero porque, cual si fuese un consagrado privilegio, detentamos el “derecho a versión” en la fijación de agenda. Segundo debido a que, por una equívoca creencia, ejercemos con inmunidad el placer de ser irresponsables. Tercero porque, con cualidad de monopolio, defendemos nuestras libertades (de prensa) a costa de derechos ciudadanos (a la información y la comunicación). Y cuarto (periodista eres, periodista serás): nadie más envanecido que el hombre/mujer de oráculo televisivo, micrófono abierto, opinión ligera, pluma veloz…Dice el buen Gabo, con pleno conocimiento de causas y azares, que el periodismo es “el mejor oficio del mundo”. Y tiene razón. Así lo demuestran, cotidianos, apasionados, innumerables colegas que han dedicado/dedican su vida al ejercicio de informar en clave de servicio público. Asegura el indomable Kapuscinski, con su ejemplo como emblema, que “los cínicos no sirven para este oficio”. Y también lleva razón. Así lo confirman, incansables, comprometidos, inmensos periodistas que están ahí, jornada tras jornada, preservando verdades como una trinchera. No es poca cosa. El periodismo, por definición y propósito, es un bien necesario.Está dicho: “la ventana al mundo no se la puede cubrir con un periódico” o, peor, sustituirla por la “quinta pared”. Menos mal. Y es que sería francamente abominable que, como ciudadanos, nos resignásemos a “estar al tanto” e interpretar los hechos de interés colectivo por obra exclusiva/excluyente de la agenda mediática. No vale la pena. A veces conversar con un buen vecino provoca más provecho-goce que exponerse a los paréntesis teatrales de cien cayetanos.


aulalibrebol@yahoogroups.com

Comentarios